Cuando una pareja se casa deja su hogar paterno para formar uno nuevo, con la esperanza de ser mejores esposos y padres. Con esta buena intención algunos matrimonios caen en formas erradas en el trato a su cónyuge: se sienten instintivamente padre o madre.
En su afán de proteger y cuidar al otro, confunden el papel de esposos, convirtiéndose en la madre o el padre que reclama el derecho a ordenar, disciplinar y ser obedecido.
Lo que menos quiere un esposo, es una nueva mamá que le este diciendo todo el tiempo, con frases repetitivas, qué debe y cómo lo debe hacer. Sin alcanzar cambiarlo, sino ofuscarlo.
Una esposa no busca el reemplazo de un padre que no confía en sus decisiones, imaginando que es incapaz de hacer las cosas por si misma, subestimando sus capacidades.
-Ella es muy joven y yo le voy a enseñar.
-Tengo mucha experiencia, ella no.
-Lo tienes que hacer de esta forma.
-Tengo que recordarle todo.
-Ella no es capaz.
-Usted es igualita a su mamá.
-Vas a salir vestida así? Te vas a resfriar.
Usted no es su padre para asumir esas responsabilidades
Frases que denotan el papel de madre
-Su mamá nunca le enseñó, me corresponde a mí.
-No sabe como vestirse bien
-No quiero que lo hieran.
-No come, si no se lo preparo.
-Para que haga las cosas hay que estar detrás de él.
-Con el todo es una lucha.
Usted no es su madre para asumir esas responsabilidades
Los papeles tergiversados se vuelven una carga para el cónyuge que trata de reemplazar ese padre o madre, y un fastidio para el que se siente oprimido por el otro, aumentando conflictos innecesarios en la pareja.
El proteger y cuidar al otro debe centralizarse en fortalecerlo en momentos de debilidad, velar para que sus necesidades físicas, espirituales y emocionales estén satisfechas sin pensar que “sin mi no es capaz de vivir”. Hay que reconocer que el cónyuge es un adulto que tiene que enfrentar su realidad y asumir las consecuencias de sus actos.
El matrimonio esta diseñado para que juntos se desarrollen, crezcan y se apoyen el uno al otro.
No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Filipenses 2:3 (NVI)
REFLEXION:
¿Esta usted todo el tiempo tratando de decirle a su cónyuge qué y cómo debe hacer las cosas?
¿No confía en las decisiones de su cónyuge?
Ore a Dios para que sea El y no usted quien transforme las actitudes que no le gustan de su cónyuge. Para que le dé sabiduría para desempeñar su papel en el orden de Dios y para que usted se convierta en su complemento ideal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario