“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” 1 corintios 11:1
La imitación es uno de los motores esenciales para que el ser humano aprenda conducta y comportamiento. Observamos a las personas que son importantes y destacadas para nosotros como lideres, jefes, amigos, artistas y personajes públicos y los imitamos. Este aprendizaje se da toda la vida, pues siempre hay personas que admiramos y de quienes aprendemos.
Así como aprendemos por imitación, también otros aprenden de nosotros por imitación, somos aprendices y maestros todo el tiempo, de ahí la importancia de ser buenos modelos para nuestro cónyuge y nuestros hijos. Con nuestra conducta y carácter, enseñamos a todos los miembros de nuestro hogar, valores morales y espirituales, que tal vez en ninguna otra parte van a recibir.
REFLEXIONE:
¿A quién está imitando usted para aprender a ser mejor?
Si va a seguir el ejemplo de alguien, revise muy bien su forma de vida, su hogar, sus relaciones interpersonales y su integridad, pero si quiere aprender del mejor, hay uno que es el más digno de imitar: Jesucristo el Hijo de Dios. Leyendo su palabra y buscando su compañía en oración, lo conocerá y lo admirará para que pueda imitarlo.
¿Qué tipo de modelo es usted?
¿Cree que sus hijos serán buenos esposos o esposas si siguen su ejemplo? ¿Cree que sus hijos serán buenos padres si siguen su ejemplo? Las respuestas a estas preguntas pueden reflejar qué tipo de modelo es usted. Si quiere ser admirado por su cónyuge, déle motivos para hacerlo, si quiere que sus hijos tengan un matrimonio feliz y duradero, enséñeles cómo hacerlo. Ponga el máximo empeño en trabajar día a día para ser un mejor modelo en su matrimonio.
¿Cómo ser un mejor modelo para mi hogar?
Hay actitudes de su carácter que no son agradables para las personas que lo rodean y el primer paso para cambiarlas es reconocerlas. Pida la ayuda de su cónyuge para que juntos tomen las acciones necesarias para evitar situaciones que provocan su mal ejemplo. Busque la ayuda del Espíritu Santo para que a través de su intervención usted pueda enseñar respeto, honestidad, integridad, buen trato, humildad, paciencia y dominio propio, entre otros.
¿Quiere cambiar actitudes de su cónyuge que no le gustan?
Si considera que hay cosas que su cónyuge debe cambiar, es hora de poner en práctica el aprendizaje por imitación. Puede que su cónyuge, aunque usted no lo crea, necesite un buen modelo para imitar y es precisamente usted quien está llamado/a a modelarle. ¿Quiere que su esposo sea cariñoso? Demuéstrele cariño, ¿Quiere que su esposa lo perdone? Perdónela, ¿Quiere que la valore? Exprésele cuánto valor tiene él para usted.
Llevamos al hogar el modelo que aprendimos de nuestros padres, y lo más probable es que nuestros hijos repitan el mismo patrón que vieron en el hogar. ¡Qué responsabilidad tan grande es saber que sus hijos van a formar una familia de acuerdo a la que usted y su cónyuge le están enseñando! Enseñe sin abrir siquiera los labios, para que todos puedan ver en usted a esa persona que admiran y quieren imitar.
La imitación es uno de los motores esenciales para que el ser humano aprenda conducta y comportamiento. Observamos a las personas que son importantes y destacadas para nosotros como lideres, jefes, amigos, artistas y personajes públicos y los imitamos. Este aprendizaje se da toda la vida, pues siempre hay personas que admiramos y de quienes aprendemos.
Así como aprendemos por imitación, también otros aprenden de nosotros por imitación, somos aprendices y maestros todo el tiempo, de ahí la importancia de ser buenos modelos para nuestro cónyuge y nuestros hijos. Con nuestra conducta y carácter, enseñamos a todos los miembros de nuestro hogar, valores morales y espirituales, que tal vez en ninguna otra parte van a recibir.
REFLEXIONE:
¿A quién está imitando usted para aprender a ser mejor?
Si va a seguir el ejemplo de alguien, revise muy bien su forma de vida, su hogar, sus relaciones interpersonales y su integridad, pero si quiere aprender del mejor, hay uno que es el más digno de imitar: Jesucristo el Hijo de Dios. Leyendo su palabra y buscando su compañía en oración, lo conocerá y lo admirará para que pueda imitarlo.
¿Qué tipo de modelo es usted?
¿Cree que sus hijos serán buenos esposos o esposas si siguen su ejemplo? ¿Cree que sus hijos serán buenos padres si siguen su ejemplo? Las respuestas a estas preguntas pueden reflejar qué tipo de modelo es usted. Si quiere ser admirado por su cónyuge, déle motivos para hacerlo, si quiere que sus hijos tengan un matrimonio feliz y duradero, enséñeles cómo hacerlo. Ponga el máximo empeño en trabajar día a día para ser un mejor modelo en su matrimonio.
¿Cómo ser un mejor modelo para mi hogar?
Hay actitudes de su carácter que no son agradables para las personas que lo rodean y el primer paso para cambiarlas es reconocerlas. Pida la ayuda de su cónyuge para que juntos tomen las acciones necesarias para evitar situaciones que provocan su mal ejemplo. Busque la ayuda del Espíritu Santo para que a través de su intervención usted pueda enseñar respeto, honestidad, integridad, buen trato, humildad, paciencia y dominio propio, entre otros.
¿Quiere cambiar actitudes de su cónyuge que no le gustan?
Si considera que hay cosas que su cónyuge debe cambiar, es hora de poner en práctica el aprendizaje por imitación. Puede que su cónyuge, aunque usted no lo crea, necesite un buen modelo para imitar y es precisamente usted quien está llamado/a a modelarle. ¿Quiere que su esposo sea cariñoso? Demuéstrele cariño, ¿Quiere que su esposa lo perdone? Perdónela, ¿Quiere que la valore? Exprésele cuánto valor tiene él para usted.
Llevamos al hogar el modelo que aprendimos de nuestros padres, y lo más probable es que nuestros hijos repitan el mismo patrón que vieron en el hogar. ¡Qué responsabilidad tan grande es saber que sus hijos van a formar una familia de acuerdo a la que usted y su cónyuge le están enseñando! Enseñe sin abrir siquiera los labios, para que todos puedan ver en usted a esa persona que admiran y quieren imitar.
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