Para lograr una buena comunicación, no basta ser buenos para escuchar y expresar. Su contenido forma parte integral de una buena relación con los demás. Revise su hablar, porque con las palabras usted:
Anima o acobarda: Tu cónyuge necesita ser animado cuando tenga dudas, cuando haya perdido la iniciativa o cuando aplace las cosas. Sea usted su inspiración.
Repara o derriba: La relación de pareja necesita ser reparada constantemente. Con sus palabras puede enmendar el agravio dado o perdonar la ofensa recibida.
Consuela o hiere: En los momentos de aflicción usted puede aliviar la tristeza, el dolor o cualquier otro sentimiento que le cause angustia a su cónyuge.
Estimula o impide: Cuando hay asuntos pendientes de resolver o proyectos para poner en marcha, es importante que el otro se sienta apoyado por usted.
Acata o resiste: Debe tomar en cuenta todas las opiniones de su pareja, Dios los unió para que fueran complemento. Estudie todas las posibilidades.
Respeta o domina: En la comunicación usted debe hacer sugerencias respecto al tema, pero imponer sus ideas resulta en conflicto. Diga palabras ciertas y confiables.
Facilita o entorpece: Un lenguaje amable y una actitud interesada es lo que determina una buena comunicación.
Simplifica o dificulta: Su forma de relatar los hechos es el incentivo para captar la atención del otro. Es mejor pensar en cual es la forma más amable de expresar lo que tiene que decir.
Une o separa: Con su forma de hablar usted puede lograr cambios favorables en su hogar. No le deje al tiempo la solución de las diferencias entre usted y su pareja. Háblelas.
Corrige o desvía: Usted habla lo que piensa, procure llenarse de la palabra de Dios para edificar con sus consejos.
Enaltece o murmura: Su lenguaje debe expresar lo bueno de todas las personas que lo rodean.
Disculpa o acusa: Todos cometemos errores, use su lenguaje para perdonar y orar a Dios para que cambie el carácter de su cónyuge.
Recuerde que las palabras que salen de su boca toman vida propia, una vez dichas no se pueden retirar. Por eso dentro de su matrimonio no diga frases negativas o destructivas, allí están las personas que más ama y sus palabras pueden causar efectos irreparables.
La relación de pareja está basada en el amor, pero muchas veces no coincide lo que sentimos con lo que expresamos. Deje que el amor se apodere de sus palabras para que en todo momento sean de edificación.
“…Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan” Efesios 4:29(NVI)
REFLEXION:
Sus palabras tienen efecto de vida o de muerte sobre las personas a quienes las dirige.
Depende de usted, que su cónyuge se sienta valorado, aceptado, respetado, fortalecido y amado.
Pida a Dios sabiduría para que cambie su forma de hablar.
Anima o acobarda: Tu cónyuge necesita ser animado cuando tenga dudas, cuando haya perdido la iniciativa o cuando aplace las cosas. Sea usted su inspiración.
Repara o derriba: La relación de pareja necesita ser reparada constantemente. Con sus palabras puede enmendar el agravio dado o perdonar la ofensa recibida.
Consuela o hiere: En los momentos de aflicción usted puede aliviar la tristeza, el dolor o cualquier otro sentimiento que le cause angustia a su cónyuge.
Estimula o impide: Cuando hay asuntos pendientes de resolver o proyectos para poner en marcha, es importante que el otro se sienta apoyado por usted.
Acata o resiste: Debe tomar en cuenta todas las opiniones de su pareja, Dios los unió para que fueran complemento. Estudie todas las posibilidades.
Respeta o domina: En la comunicación usted debe hacer sugerencias respecto al tema, pero imponer sus ideas resulta en conflicto. Diga palabras ciertas y confiables.
Facilita o entorpece: Un lenguaje amable y una actitud interesada es lo que determina una buena comunicación.
Simplifica o dificulta: Su forma de relatar los hechos es el incentivo para captar la atención del otro. Es mejor pensar en cual es la forma más amable de expresar lo que tiene que decir.
Une o separa: Con su forma de hablar usted puede lograr cambios favorables en su hogar. No le deje al tiempo la solución de las diferencias entre usted y su pareja. Háblelas.
Corrige o desvía: Usted habla lo que piensa, procure llenarse de la palabra de Dios para edificar con sus consejos.
Enaltece o murmura: Su lenguaje debe expresar lo bueno de todas las personas que lo rodean.
Disculpa o acusa: Todos cometemos errores, use su lenguaje para perdonar y orar a Dios para que cambie el carácter de su cónyuge.
Recuerde que las palabras que salen de su boca toman vida propia, una vez dichas no se pueden retirar. Por eso dentro de su matrimonio no diga frases negativas o destructivas, allí están las personas que más ama y sus palabras pueden causar efectos irreparables.
La relación de pareja está basada en el amor, pero muchas veces no coincide lo que sentimos con lo que expresamos. Deje que el amor se apodere de sus palabras para que en todo momento sean de edificación.
“…Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan” Efesios 4:29(NVI)
REFLEXION:
Sus palabras tienen efecto de vida o de muerte sobre las personas a quienes las dirige.
Depende de usted, que su cónyuge se sienta valorado, aceptado, respetado, fortalecido y amado.
Pida a Dios sabiduría para que cambie su forma de hablar.
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