Así como escuchar es muy importante, saber expresar lo que sentimos también es parte de la buena comunicación. Ponga en práctica estas recomendaciones:
1. Elija el lugar y el momento adecuado: En ocasiones, la comunicación puede irse al traste si no ha elegido el momento adecuado. El ambiente debe ser acorde con el tema a tratar, por ejemplo, si es una conversación que tiene que ver con pedir explicaciones o tomar decisiones, la intimidad debe ser primordial Si nota que la conversación se escapa de sus manos es apropiado decir: “podemos seguir discutiendo esto en… o más tarde”.
2. Trate los temas de uno en uno: No "aprovechar" que se esta hablando de un tema, para tratar de solucionar otros. Por ejemplo si el tema de conversación es el presupuesto familiar no aproveche para reprocharle su forma de administrarlo.
3. Sea breve: Repetir varias veces lo mismo con distintas palabras, o alargar excesivamente el planteamiento, no es agradable para quién escucha, produce la sensación de ser tratado como un niño y corre el riesgo de ser tildado como “cantaletoso”. Sea específico, concreto, preciso, es una de las normas principales de la comunicación, porque permite avanzar.
4. Hable de sus sentimientos y no de la persona: Si usted no esta de acuerdo con una actitud de su cónyuge, háblele de cómo se siente, en vez de criticarle su comportamiento, asi evitará que el otro se ponga a la defensiva y fomentará el dialogo. Por ejemplo, si su cónyuge no pasa mucho tiempo con usted, no le diga: “Siempre estás ocupado/a”, “llegas muy tarde”, es mejor hablar de lo que siente: “me gustaría pasar mas tiempo contigo”, “Disfruto cada vez que llegas temprano”.
5. Evite las generalizaciones: Los términos "siempre" y "nunca" raras veces son ciertos y tienden a formar etiquetas. Para lograr acuerdos y producir cambios, resultan más efectivas expresiones como: “La mayoría de veces”, “En ocasiones”, “Algunas veces”, “Frecuentemente”. Son expresiones que permiten al otro sentirse valorado.
6. Hable de lo que hace, no de lo que es: Hacer afirmaciones negativas de la personalidad del otro, es ponerle etiquetas que no le ayudarán al cambio. Por ejemplo: “Eres descuidado y no vas a cambiar”, podría decir: “Pon más cuidado la próxima vez”
7. No hable del pasado: Rememorar lo negativo del pasado no aporta nada provechoso, a no ser para poner en marcha conductas positivas olvidadas. El pasado no puede cambiarse, por tanto hay que dirigir las energías al presente y al futuro. No acumule emociones negativas sin comunicarlas, ya que si se solucionan a medida que suceden, no habrá un mal pasado que recordar.
8. Cuide la comunicación no verbal: La comunicación no verbal debe de ir acorde con la verbal. Tiene que ver con la expresión facial, el tono y el volumen de su voz. Decir "te quiero" con cara de aburrido, dejará a la otra persona peor que si no se hubiera dicho nada. La expresión de su cuerpo le da credibilidad a lo que dice. Adiciónele a sus palabras el afecto que siente por su cónyuge.
2. Trate los temas de uno en uno: No "aprovechar" que se esta hablando de un tema, para tratar de solucionar otros. Por ejemplo si el tema de conversación es el presupuesto familiar no aproveche para reprocharle su forma de administrarlo.
3. Sea breve: Repetir varias veces lo mismo con distintas palabras, o alargar excesivamente el planteamiento, no es agradable para quién escucha, produce la sensación de ser tratado como un niño y corre el riesgo de ser tildado como “cantaletoso”. Sea específico, concreto, preciso, es una de las normas principales de la comunicación, porque permite avanzar.
4. Hable de sus sentimientos y no de la persona: Si usted no esta de acuerdo con una actitud de su cónyuge, háblele de cómo se siente, en vez de criticarle su comportamiento, asi evitará que el otro se ponga a la defensiva y fomentará el dialogo. Por ejemplo, si su cónyuge no pasa mucho tiempo con usted, no le diga: “Siempre estás ocupado/a”, “llegas muy tarde”, es mejor hablar de lo que siente: “me gustaría pasar mas tiempo contigo”, “Disfruto cada vez que llegas temprano”.
5. Evite las generalizaciones: Los términos "siempre" y "nunca" raras veces son ciertos y tienden a formar etiquetas. Para lograr acuerdos y producir cambios, resultan más efectivas expresiones como: “La mayoría de veces”, “En ocasiones”, “Algunas veces”, “Frecuentemente”. Son expresiones que permiten al otro sentirse valorado.
6. Hable de lo que hace, no de lo que es: Hacer afirmaciones negativas de la personalidad del otro, es ponerle etiquetas que no le ayudarán al cambio. Por ejemplo: “Eres descuidado y no vas a cambiar”, podría decir: “Pon más cuidado la próxima vez”
7. No hable del pasado: Rememorar lo negativo del pasado no aporta nada provechoso, a no ser para poner en marcha conductas positivas olvidadas. El pasado no puede cambiarse, por tanto hay que dirigir las energías al presente y al futuro. No acumule emociones negativas sin comunicarlas, ya que si se solucionan a medida que suceden, no habrá un mal pasado que recordar.
8. Cuide la comunicación no verbal: La comunicación no verbal debe de ir acorde con la verbal. Tiene que ver con la expresión facial, el tono y el volumen de su voz. Decir "te quiero" con cara de aburrido, dejará a la otra persona peor que si no se hubiera dicho nada. La expresión de su cuerpo le da credibilidad a lo que dice. Adiciónele a sus palabras el afecto que siente por su cónyuge.
“La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego.
La lengua de los sabios destila conocimiento; la boca de los necios escupe necedades”. Proverbios 15:1,2
REFLEXION:
La comunicación es en dos vías: uno habla y el otro escucha. ¿Sucede así en su familia?
¿Qué piensa su cónyuge de usted como comunicador?
¿Qué hará para mejorar el dialogo familiar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario