HOY, YO DECIDO AMARTE


Nos han enseñado que el amor es un sentimiento y que existe una razón para sentirlo: “Te amo porque eres fiel”, “Te amo porque eres hermosa”, “Te amo porque eres la madre de mis hijos”. Pero el amor conyugal es más que un sentimiento o una pasión, es un verbo que exige acción: entrega, compromiso, intimidad, esfuerzo, generosidad, bondad, paciencia y deseo de hacer feliz al otro. Algo tan importante en la vida de una pareja no puede dejarse en manos de sentimientos o emociones, que por cierto muchas veces nos engañan.
Apego, atracción, dependencia, admiración, compasión, respeto y ternura, son sentimientos que expresan el amor pero no son el amor. El amor conyugal es un proceso que comienza en el noviazgo con el enamoramiento, luego viene el conocimiento mutuo que ayuda a que los sentimientos maduren y lleven a la pareja a tomar la decisión y el compromiso de amarse para toda la vida. Pasa de ser un sentimiento para volverse una decisión.
De ahí en adelante, con todas las circunstancias que rodean un matrimonio, el amor debe crecer y madurar todos los días; El amor…Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” 1 Corintios 13:7.
Expectativas acerca del amor
¿Cuál es el modelo de amor que estamos siguiendo? ¿El que nos venden los medios de comunicación o los libros? Estos modelos sólo quieren venderlo o comercializarlo, nos muestran un amor irreal con estándares muy altos de cumplir, a tal punto, que nos pueden llevar a pensar que el amor es difícil de hallar, o peor aún, que no existe.
Hay muchos escritos sobre lo que debe ser el amor, pero es innegable que el verdadero significado del amor lo encontramos en Dios: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados” 1 Juan 4:10. Su amor no depende de cómo actuemos, o cómo nos relacionemos con El, su amor es una decisión.
Cambiar la expectativa del amor

Para que el amor conyugal se perfeccione, hay que asumir la responsabilidad
y el compromiso de trabajar día a día para lograrlo: Conquistar diariamente al cónyuge, apreciar y agradecer las cosas buenas y perdonar las cosas malas, comunicar los pensamientos y sentimientos con respeto, hacer cosas para agradarlo; ser solidario con sus proyectos, compartir sus alegrías y tristezas, cultivar el compañerismo, renunciar a criticarlo y no hacer juicios de su comportamiento.
La decisión de amar demanda hacer pequeños sacrificios en beneficio de la relación: “Yo decido amarte a pesar de tus desaires, de tus equivocaciones, de tus incapacidades, porque mi amor no depende de tu comportamiento; así que lucharé para no dejar que los malos momentos me lleven a pensar que no te amo”.
¿Fácil? No. Para poder amar al cónyuge incondicionalmente, como lo exige el amor conyugal, es necesario estar llenos del amor de Dios.
“Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor” 1Juan 4:7-8.
Jesucristo vino a destruir las barreras que existían entre Dios y el hombre, y entre los hombres; cuando aceptamos recibir el amor de Dios a través de su Hijo Jesucristo, podemos amar al cónyuge tal como es.
Reflexión:
“Padre Celestial, hoy quiero recibir tu amor a través de tu Hijo Jesucristo, para poder amar a mi cónyuge tal como es. Ayúdame a trabajar diariamente para entregarle mi amor, y cada vez que piense que mi tanque del amor necesita llenarse, pueda recurrir a ti como fuente inagotable del amor”.
Cultive la comunión con Dios Padre para que le llene permanentemente de su amor y así pueda brindar un amor incondicional a su cónyuge.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hey buen boletin me gustó. Concreto, claro, sencillo y práctico. Podría tener el boletin de internet más imagenes llamativas? que hagan más amena la presentación