¿Sabia o necia?

Muchas veces nos preguntamos acerca de nuestra madurez espiritual, ¿Que tanto he crecido? ¿Donde soy más débil? ¿Qué área necesito fortalecer?. He aquí una serie de preguntas que necesitan ser revisadas cuidadosamente para que podamos reconocer esas áreas que necesitan ser fortalecidas a la luz de las Escrituras, y otras preguntas que nos mostraran cuanto hemos crecido en sabiduría y nos animarán a seguir glorificando a Dios.

Una mujer que no tiene buen entendimiento:
• Es impulsiva.
• Carece de discreción.
• Sigue las filosofías mundanas.
• Es conducida por su carne.
• Falta de seguimiento.
• Centrada en sí misma.
• Falta de contentamiento.
• Sus emociones son controladas por las circunstancias.
• Busca escapar de los problemas.
• Es fácilmente provocada.
• Se desmorona en las crisis.
• Fácilmente pierde la esperanza.
• Dice lo que piensa sin pensarlo primero.
• Es muy testaruda.
• Habla de manera brusca, profanando o de forma grosera.
• Se preocupa demasiado por lo que piensan los demás.
• Tiene un comportamiento impredecible.
• No tiene prudencia moral.
• Es postergadora.
• Tiende a los extremos.
• Busca placeres.
• Se distrae con facilidad.
• Cae fácil ante la tentación.
• Lucha para desarrollar disciplinas constantes en su vida.
• Disfruta de entretenimiento frívolo.
• Busca las salidas fáciles.
• Piensa en el corto plazo en lugar de ver las consecuencias a largo plazo.
• Es demandante.
• Malgasta el tiempo.
• Toma decisiones basadas en lo que es más fácil.
Una mujer de buen entendimiento:
• Se refrena en... Sus pensamientos, su lengua, su alimentación, sus gastos, sus reacciones.
• Mantiene la calma bajo presión.
• Invierte su tiempo con propósito.
• Es buena administradora.
• Es moralmente casta.
• Tiene una vida ordenada.
• Tiene buen juicio.
• No pierde el control bajo la presión.
• Responde con fe ante el temor.
• Guarda su corazón y su mente.
• Evalúa lo que lee y lo que escucha a la luz de las Escrituras.
• Es mentalmente disciplinada.
• Resiste la tentación.
• Es capaz de retrasar la gratificación.
• Demuestra una vida centrada en otros.
• Es diligente y fiel en sus responsabilidades.
• Es intencional.
• Es modesta en su vestir y comportamiento.
• Su esperanza está en el Señor.
• Da gracias en todo.
• Toma decisiones sabias y bíblicas.
• Ora.
• Demuestra que el Espíritu controla su carne.

No hay comentarios: