EL DEBER ESPECIAL
DEL ESPOSO: AMAR
Autor: Richard Steele (1629-1692)
El amor es el fundamento de todos los demás deberes para con ella. Todo fluye de esto. Sin amor, cada cumplimiento de un deber para con ella parece difícil. La ternura, el honor y la amabilidad son meros rayos del sol del amor.
El amor es el fundamento de todos los demás deberes para con ella. Todo fluye de esto. Sin amor, cada cumplimiento de un deber para con ella parece difícil. La ternura, el honor y la amabilidad son meros rayos del sol del amor.
1. Las
dimensiones del marido piadoso. El amor de un esposo por su esposa es particular a esta
relación. Es distinto del amor paternal y de la lascivia animal.
A. La razón de él.
Usted está casado con ella y Dios ordena a los esposos que amen a sus esposas.
Solamente esto durará para siempre, ya que ella puede perder sus encantos de
muchas maneras.
B. La extensión de
él. Usted debe amar tanto su cuerpo como su alma. Por lo tanto debe escoger
una esposa que le es atractiva por su físico y por su personalidad y
espiritualidad. De otra manera, no le hace justicia a ella.
C. El agrado de él.
Por sobre el amor hacia todos los demás, incluyendo a sus padres e hijos, y
ciertamente sobre cualquier persona fuera de la familia. “En su amor recréate
siempre” (Proverbios 5:19).
D. La duración de
él. “Siempre” (Proverbios 5:19,
recién citado), no sólo en público sino también en privado, no por una semana o
un mes o un año, sino hasta la muerte. Su amor debe aumentar diariamente
incluyendo en la vejez. Tuvo usted su hermosura y su fuerza así que ¿Por qué no
sus arrugas y enfermedades? La hermosura interior aumenta a medida que la
hermosura exterior disminuye. Existen muchas razones bíblicas por las cuales el
amor del marido debe ser perpetuo.
2. El patrón para el amor del marido
piadoso.
A. El amor de Jesucristo por su iglesia.
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia” (Efesios 5:25).
“La sustenta y regala, como también Cristo a la iglesia” (Efesios 5:29). Aunque
no podemos lograr ser iguales a Cristo, esta cualidad de nuestro amor debe ser
como la de él. Entonces, ¿Cómo ama Jesucristo a su iglesia?
1) Auténticamente,
sin hipocresía. Su amor fue tan real e intenso que murió por la iglesia.
2) Libremente,
incondicional antes y sin expectativas después. Se dio a sí mismo para
limpiar su iglesia, lo cual implica que antes ella no era ninguna belleza. El
esposo, por su propio amor, debe generar amor en ella. El amor verdadero se
trata más de mejorar el objeto del amor que de enriquecer el tema.
3) Santamente, sin
impureza. Cristo amó a la iglesia “para santificarla, limpiándola en el
lavacro del agua por la palabra” (Efesios 5:26). Esto enseña al marido a obrar
diligentemente para promover la santificación de su esposa.
4) Grandemente, sin
comparación. “Nadie tiene mayor amor que este, que ponga alguno su vida por
sus amigos” (Juan 15:13). Esto es lo que Cristo hizo por su iglesia (Efesios
5:25).
5) Constantemente,
sin cambiar. “Para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no
tuviese mancha ni arruga” (Efesios 5:27). Muchas veces ella ha hecho a un lado
a Cristo, no obstante, él sigue amándola. Los esposos deben copiar su ejemplo.
Ninguna mala conducta de parte de ella justifica que la deje de amar.
6) Activamente, sin
descuidarla. “La sustenta y regala” (Efesios 5:29). Debe hacer lo máximo
para llenar las necesidades de ella, ya sea de sustento, o de su amistad
constante o de su cuidado cuando está enferma.
B. El amor del esposo por él mismo.
“Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos” (Efesios
5:28). “Cada uno... de vosotros de por sí mismo, ame también a su mujer como a
sí mismo” (Efesios 5:33). Si bien este modo de amar es menor que el amor de
Cristo por su iglesia, es más fácil de entender.
1) Tiernamente.
Tratamos nuestras propias heridas y angustias con más ternura que nadie.
“Ninguno aborreció jamás a su propia carne” (Efesios 5:29). Las esposas son
como vasos de cristal, que se rompen fácilmente si no se las trata con ternura.
Las mujeres son más propensas a los temores y las pasiones y los sufrimientos.
2) Alegremente.
Nadie está tan listo para ayudarlo a uno como lo está uno mismo. Los mejores
amigos a veces fallan, pero usted se ayuda a sí mismo. Así que esté listo para
ayudar a su esposa. Si una nube se cierne entre ustedes, disípela con su amor.
Usted no seguirá enojado consigo mismo por mucho tiempo. Ne deben necesitar un
mediador.
3. La demostración del amor del marido
piadoso.
A.
De
palabra.
1) Le enseña.
“Habitad con ellas según ciencia” (1 Pedro 3:7). Ellas deben preguntar “en casa
a sus maridos” si desean aprender algo, y no hablar en la congregación (1 Corintios
14:35). ¡Ay del esposo a quien le falta la voluntad o la habilidad de enseñar a
su esposa! En cualquiera de los dos casos, debe adquirirla. De no ser así, ¡Ella
probablemente lo maldiga para siempre en
el infierno!
2) La reprende.
“La caridad cubrirá multitud de pecados” (1 Pedro 4:8), de manera que pase por
alto muchas de sus faltas. La espada pierde su filo por el uso constante, lo
mismo sucede con la reprensión. No obstante, el amor verdadero a veces requiere
la reprensión, pero debe hacerse con la mayor sabiduría y ternura imaginable,
no delante de extraños, raramente ante la familia, principalmente por pecados,
rara vez por otra cosa. Elogie primero, y explique después. La reprensión debe
ser corta, como una palmada rápida y leve (es claro que esto es puramente una
comparación; el marido jamás debe pegar a su esposa). Si la poción está
demasiado caliente, hace más daño que bien. Siga el ejemplo de Job cuando dijo
simplemente: “como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado”
(Job 2:10). La reprensión leve es la que más posiblemente le impulse a ella a
arrepentirse sinceramente (Proverbios 25:15).
3) La alienta.
Elógiela cuando hace algo bueno. Esto es importante porque le ayudará a ver la
sinceridad de su amor cuando tiene que reprenderla, y hará que las reprensiones
sean más convincentes.
4) La conforta.
Especialmente cuando está sufriendo emocional o físicamente. Por los tiernos
razonamientos de Elcana con Ana, ella volvió a comer (1 Samuel 1:8, 9). Las
palabras gentiles de un esposo son como medicina para su esposa. No las
subestime.
B. De hecho.
1) Le provee el
sustento. Es principalmente deber del esposo proveer sustento para su
esposa (Éxodo 21:10). Ella debe ayudar hasta donde puede. El “honor” que debe
darle el marido a su esposa como el vaso más frágil bien puede referirse a su
mantenimiento (1 Pedro 3:7; Mateo 15:6; 1 Timoteo 5:3). Debe proporcionarle
sustento no sólo en vida de él sino también para cuando él haya partido, como
lo hizo Cristo en relación con su iglesia. Si puede, debe darle un monto para
que maneje a su gusto a fin de que ella pueda hacer caridad y animar a los
siervos e hijos en el cumplimiento de sus obligaciones.
2) Le demuestra
gran ternura. Esto se expresa especialmente en protegerla de peligros,
tentaciones, daños, reproches, desprecios y su comprensión en los momentos de
dificultades.
3) Le es un buen
ejemplo. Por lo general, las esposas siguen a sus maridos al infierno o al
cielo. El ejemplo de él es de más influencia de lo que él cree. Salomón lo
llama “el príncipe [guía] de su mocedad [de ella]” (Proverbios 2:17). Por lo
tanto, establezca pautas de piedad, seriedad, caridad, sabiduría y bondad. Ella
aprenderá a orar al escuchar sus oraciones. Su vida será una regla o una ley
para la de ella.
4) Le concede
pedidos razonables. Recuerde que David le otorgó a Betsabé el pedido que le
hizo de que su hijo ocupara el trono (1 Reyes 1:15-31), Isaac le otorgó a
Rebeca su pedido de una esposa piadosa para Jacob (Génesis 27:46; 28:1), y
Jesucristo otorga pedidos razonables a su iglesia. El esposo debe estar
anticipando los pedidos de ella, y otorgárselos antes de que los pida. Él debe
buscar su consejo, como lo hicieron Elcana y Abraham (1 Samuel 1:23; Génesis 21:12)
y ceder cuando ella tiene razón.
5) Confía en ella
en cuestiones domésticas. “El corazón de su marido está en ella confiado”
(Proverbios 31:11), especialmente si tiene el criterio suficiente que necesita
tener para manejar los asuntos del hogar. El esposo tiene cosas más importantes
que hacer que mandar a los sirvientes de la casa. Ella quizá le consulte
ocasionalmente a él a fin de que si las cosas no salen bien, ella no tenga la
culpa. Pero, por lo general, él debe moverse en una esfera fuera de la casa, y ella
en la de ella, dentro del hogar. Él debe traer la miel, y ella debe trabajarla
en el panal.
6) Ejerce autoridad
para con ella. El omnisciente Dios invistió al primer esposo con esa
autoridad (Génesis 2:23), y no se la quitó en su caída (Génesis 3:16). La luz
de la naturaleza y del evangelio lo requieren (Ester 1:22; 1 Corintios 11:3).
Sólo las mujeres orgullosas e ignorantes lo cuestionan. Pero el esposo debe
usarla:
a. Sabiamente. Puede mantener su autoridad únicamente por
medio de una conducta realmente espiritual, seria y varonil. Le será difícil a
ella reverenciarlo si él no reverencia a Dios. Si él es superficial o
afeminado, la perderá.
b. Gentilmente. Recuerde que aunque su posición es
superior, sus almas son iguales. Ella es
su compañera, por lo tanto no puede ejercer dominio sobre ella como un rey lo
hace con sus vasallos, sino como la cabeza lo hace con su cuerpo. Eva no fue
formada de la cabeza ni del pie de Adán, sino de su costado, cerca de su
corazón. Su actitud debe ser amistosa, sus palabras dulces, sus comandos
escasos y respetuosos y sus reprensiones gentiles (Colosenses 3:16). No piense
que el modo de mantener a una esposa bajo su autoridad es por intimidarla. Si
la mansedumbre de la sabiduría no prevalece con ella, entonces ha fracasado
usted en este mundo y ella en el mundo venidero.
Tomado de: http://www.chapellibrary.org/files/archive/pdf-spanish/ghomfgs.pdf
Tomado de: http://www.chapellibrary.org/files/archive/pdf-spanish/ghomfgs.pdf
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