Un Regalo... "EL SALVADOR"


"Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor" Lucas 2:10-11

Dios en su infinito amor, dio a la humanidad lo más preciado que poseía, Su Hijo Jesucristo.

"Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna" (Juan 3:16)

"El Salvador nació para ti, sólo si tu has nacido para El". 

Un regalo solo es aprovechado si se recibe. Para reconocer si he recibido a Jesucristo, debo preguntarme si Él gobierna mi vida, si le he dejado administrar mi tiempo, intervenir en mis finanzas, conducir mis emociones y si lo he nombrado miembro de mi matrimonio.

Unidad

UNI-DOS
(Dos siendo uno solo)

Solo Dios puede hacer de dos personas una sola. Cuando una pareja se casa, queda unida en el plan de “unidad divina” llamada matrimonio. Esta unidad reclama:

RENUNCIA: Poner la relación con el cónyuge por encima de cualquier otra relación terrenal (padres, familiares, amigos, trabajo), facilita a la pareja la independencia emocional y social que requiere.


COMPROMISO: Cuando una pareja entra libremente al matrimonio, adquiere el compromiso de permanecer unidos (lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe" Mar 10:9), vivir con un mismo propósito, unir esfuerzos, asumir roles y trabajar en equipo para poder formar la ilustre ecuación 1+1=1.


Galanteo: Arte de de enamorar

ESPOSOS:

“He aquí que tu eres hermosa, amiga mía, he aquí que tu eres bella, tus ojos son como palomas” Cantares 1:15

¡Ella sabe que la amo…! Es la respuesta de muchos esposos a la pregunta ¿Usted le dice a su esposa que la ama? Recuerden que alguna vez invirtieron sus mejores esfuerzos para tratar de seducir a la mujer que los cautivó. Para capturar su atención, fueron atentos, obsequiosos, corteses y amables. Ahora en su matrimonio suponen que no es necesario seguir con la práctica del galanteo porque “ella sabe que la amo”. Olvidan que el amor se alimenta cada día, que sus esposas necesitan continuar escuchando esas palabras y recibiendo las atenciones que un día las hicieron sentir mujeres muy importantes y amadas. Esposos: las palabras –te amo, estás hermosa, me gustas, tu vestido es lindo, eres especial–, los gestos –miradas amables, guiño de ojos–, regalos –flores, helados, cenas, sorpresas–, expresiones de afecto – abrazos, tomadas de mano, tiernas caricias– son indispensables para que sus esposas sigan sintiéndose conquistadas, amadas, seguras, apreciadas y valoradas. Por ello cultiven diariamente el galanteo sin importar el tiempo que lleven de casados.

Tres dimensiones del amor

La plataforma donde esta cimentado un matrimonio se llama amor.

Conocer un poco más de los tres tipos de amor que satisfacen a la pareja en todas las áreas (física, emocional y espiritual) fortalecerá el matrimonio.

AMOR EROTICO: Este amor comunica la sensualidad, el anhelo de unirse físicamente con el ser amado. Es romántico, apasionado y sentimental. Es un amor que, más que placer sexual, ofrece un deleite permanente y satisfacción plena a ambos cónyuges. Un matrimonio debe avivar en todas sus etapas este amor que se expresa desde lo físico.

Esta dimensión del amor preserva a la pareja de la inmoralidad sexual.

¿Pacto o contrato?

¿Cuántas veces en su vida ha firmado un contrato? De arrendamiento, de trabajo, o un crédito y ¿Cuántas veces los ha dado por terminado?...

Se ha vuelto cotidiano el firmar esta forma legal, pero lo preocupante no es que no exista credibilidad en la palabra dada, si no que el matrimonio se ha vuelto un contrato: promesas, responsabilidades, con condiciones (cláusulas), y duración determinada.

La sociedad se ha olvidado que el matrimonio (ese paso que una pareja da para dar lugar a una familia y ser una de las células de la sociedad) esta diseñado por Dios para ser un PACTO: promesas, responsabilidades, sin condiciones y sin límite de tiempo.

La pareja que vive su relación de matrimonio como un pacto será iniciadora de un hogar estable, con la determinación de dar todo de sí para crecer juntos y rodear a sus hijos y a ellos mismos de bienestar y aunque vengan las tormentas, permanecerá (sin condiciones ni límite de tiempo).

Violencia emocional


“El que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños; que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga.” Salmos 34:12-14


“No es mi caso, no sucede en mi familia”

Este tema no causa mucho impacto porque “no sucede en mi familia”. Hay un tipo de violencia que no se percibe fácilmente y se practica en los hogares dañando emocionalmente a sus miembros. Si no es detenida a tiempo, puede generar ruptura en la relación: “¿Pero qué pasó? si yo le he dado todo lo que ella necesita”, “¿Por que se quiere divorciar, si yo no he sido mala con él?”

“La violencia emocional consiste en enviar mensajes, con palanbras y gestos, o manifestar actitudes de rechazo, que deterioran la imagen y el valor del otro”. Es la forma de violencia que resulta más dolorosa porque destruye los sentimientos y la autoestima del cónyuge, haciéndolo dudar de sus capacidades, limitando sus habilidades para relacionarse con otros y causando confusión.

Un camino más excelente


“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Corintios 13:4-8


“El amor es sufrido”
Por lo tanto, soportaré la peor conducta de mi cónyuge, sin venganza, a pesar de las circunstancias.

“El amor es benigno”
Por lo tanto, buscaré con diligencia modos de ser activamente útil en la vida de mi cónyuge.

“El amor no tiene envidia”
Por lo tanto, me deleitaré en la estima y honor que se dé a mi cónyuge.

“El amor no es jactancioso”
Por lo tanto, no atraeré la atención de mi cónyuge exclusivamente para mi persona.