Un camino más excelente


“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Corintios 13:4-8


“El amor es sufrido”
Por lo tanto, soportaré la peor conducta de mi cónyuge, sin venganza, a pesar de las circunstancias.

“El amor es benigno”
Por lo tanto, buscaré con diligencia modos de ser activamente útil en la vida de mi cónyuge.

“El amor no tiene envidia”
Por lo tanto, me deleitaré en la estima y honor que se dé a mi cónyuge.

“El amor no es jactancioso”
Por lo tanto, no atraeré la atención de mi cónyuge exclusivamente para mi persona.

“El amor no se envanece.”
Por lo tanto reconozco que no soy más importante que mi cónyuge.

“El amor no hace nada indebido”
Por lo tanto, no involucraré a mi cónyuge en actividad alguna que sea pecado.

“El amor no busca lo suyo”
Por lo tanto, mi orientación será hacia mi cónyuge

“El amor no se irrita”
Por lo tanto, no emplearé la ira para solucionar las dificultades entre mi cónyuge y yo.

“El amor no guarda rencor”
Por lo tanto, nunca guardaré rencor a mi cónyuge.

“El amor no se goza en la injusticia”
Por lo tanto, nunca me deleitaré en la conducta injusta de mi cónyuge, ni me uniré en tal expresión.

“El amor se goza con la verdad”
Por lo tanto, tendré gran gozo cuando la verdad prevalezca en la vida de mi cónyuge.

“El amor todo lo sufre”
Por lo tanto, públicamente mantendré en silencio las faltas de mi cónyuge.

“El amor todo lo cree”
Por lo tanto, mostraré una creencia y confianza en mi cónyuge inamovible.

“El amor todo lo espera”
Por lo tanto, esperaré la victoria futura con confianza en la vida de mi cónyuge, a pesar de las imperfecciones actuales.

“El amor todo lo soporta”
Por lo tanto, sobreviviré a todo asalto de Satanás por romper nuestro matrimonio.

Todo matrimonio necesita ser renovado continuamente por medio de estas verdades bíblicas.

Tomado del libro “El ministerio Pastoral” John MacArthur Jr.

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