¿Cómo debo respetar a mi esposo?

EL DEBER ESPECIAL DE LA ESPOSA: RESPETAR

Autor: Richard Steele (1629-1692)

Esta es la cualidad especial de ella. Si tiene toda hermosura y todo conocimiento pero no respeta a su marido, no es una buena esposa. La creación lo sugiere. Fue creada después del hombre (1 Timoteo 2:13), tomada del hombre (1 Corintios 11:8) y para el hombre (1 Corintios 11:9). Este orden no es del hombre, sino de Dios. Aun después de la Caída, la orden divina sigue en pie: “Él se enseñoreará de ti” (Génesis 3:16). El Nuevo Testamento confirma todo esto (Colosenses 3:18; 1 Pedro 3:1-6). Aun cuando ella sea la cosa más dulce y su marido el más malo, ella sigue teniendo el deber de respetarlo.

Primero, tiene que fijar en su corazón que su posición es inferior a la de él, y entonces podrá cumplir con facilidad y alegría todo lo que el respeto implica. No es correcto colocar la costilla sobre la cabeza, ni aun a su mismo nivel.

1. Descripción del respeto de la esposa piadosa.

A. Lo tiene en alta estima. “Todas las mujeres darán honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor” (Ester 1:20). Reflexione en la excelencia de su persona, y valórela como debe. Y si él no es un hombre realizado, entonces debe ella considerar la excelencia de su lugar como “imagen y gloria de Dios” (1 Corintios 11:7). Lo estimó usted cuando lo eligió como marido, y debe seguir haciéndolo. Recuerde la falta de respeto de Mical para con David y el consecuente castigo de Dios (2 Samuel 6:16, 23). Su familia y sus vecinos la respetarán como ella respeta a su marido así que, al honrarlo a él, se honra a ella misma.

¿Cómo debo amar a mi esposa?

EL DEBER ESPECIAL DEL ESPOSO: AMAR

Autor: Richard Steele (1629-1692)

El amor es el fundamento de todos los demás deberes para con ella. Todo fluye de esto. Sin amor, cada cumplimiento de un deber para con ella parece difícil. La ternura, el honor y la amabilidad son meros rayos del sol del amor.

1. Las dimensiones del marido piadoso. El amor de un esposo por su esposa es particular a esta relación. Es distinto del amor paternal y de la lascivia animal.

A. La razón de él. Usted está casado con ella y Dios ordena a los esposos que amen a sus esposas. Solamente esto durará para siempre, ya que ella puede perder sus encantos de muchas maneras.

B. La extensión de él. Usted debe amar tanto su cuerpo como su alma. Por lo tanto debe escoger una esposa que le es atractiva por su físico y por su personalidad y espiritualidad. De otra manera, no le hace justicia a ella.

C. El agrado de él. Por sobre el amor hacia todos los demás, incluyendo a sus padres e hijos, y ciertamente sobre cualquier persona fuera de la familia. “En su amor recréate siempre” (Proverbios  5:19).

Deberes de ambos cónyuges

Autor: Richard Steele (1629-1692)

1. Viviendo el uno con el otro. Él tiene que dejar “A su padre y a su madre, y allegarse a su mujer” (Génesis 2:24), y ella tiene que olvidar su “pueblo, y la casa de [su] padre”  (Salmos 45:10). Él tiene que “habitar con” su esposa (1 Pedro 3:7), y ella que “no se aparte del marido”, aunque éste sea inconverso (1 Corintios 7:10). Los otros deberes del matrimonio requieren vivir juntos, teniendo relaciones sexuales regularmente, las cuales cada uno le debe al otro (1 Corintios 7:3-5). El Antiguo Testamento prohíbe que los esposos vayan a la guerra durante su primer año de matrimonio (Deuteronomio. 24:5). Esto muestra la importancia de vivir juntos.

2. Amándose el uno al otro. Este es un deber tanto del esposo (Colosenses 3:19) como de la esposa (Tito 2:4). El amor es la gran razón y el consuelo del matrimonio. Este amor no es meramente romance, sino afecto y cuidado auténtico y constante y “entrañablemente de corazón puro” (1 Pedro 1:22) el uno por el otro. El amor matrimonial no puede basarse en belleza o riqueza, pues éstas son pasajeras, y ni siquiera en la piedad, pues ésta puede menguar. Tiene que basarse en el mandato de Dios que nunca cambia. El voto matrimonial es “para bien o para mal” y los casados deben considerar a sus cónyuges como lo mejor en este mundo para ellos. El amor matrimonial tiene que ser duradero, perdurando aun después de que la muerte haya roto el vínculo (Proverbios 31:12). Este amor de corazón puro produce el corolario de contentamiento y consuelo. Guarda contra el adulterio y los celos. Previene o reduce los problemas familiares. Sin él, el matrimonio es como un hueso dislocado. Duele hasta que vuelve a encajarse en su lugar.