Un matrimonio no puede ir a la deriva, sino que debe tener principios claros que le ayuden a alcanzar las metas y los sueños que como pareja se han propuesto realizar. Es importante tener un plan que sea identificado y anhelado por ambos, con respuestas claras a: ¿Dónde queremos llegar? ¿Qué queremos lograr? ¿Cómo lo haremos? ¿Cuál es el papel de cada uno? ¿Cumple nuestro proyecto el propósito que Dios tiene para nosotros?
Si ambos no tienen claro su proyecto de vida, probablemente se dejen llevar por las circunstancias del diario vivir y tomen decisiones que no conducen a ningún fin, dejan que lo secundario se vuelva importante, se concentren en mirar lo negativo y en cuales necesidades no están cubiertas; viven el presente sin construir un futuro.
“Los planes bien pensados: ¡pura ganancia! Los planes apresurados: ¡puro fracaso!”
Si ambos no tienen claro su proyecto de vida, probablemente se dejen llevar por las circunstancias del diario vivir y tomen decisiones que no conducen a ningún fin, dejan que lo secundario se vuelva importante, se concentren en mirar lo negativo y en cuales necesidades no están cubiertas; viven el presente sin construir un futuro.
“Los planes bien pensados: ¡pura ganancia! Los planes apresurados: ¡puro fracaso!”
Proverbios 21:5
Con el tiempo, posiblemente se darán por vencidos, dejarán atrás los sueños que alguna vez se propusieron realizar juntos y movidos muchas veces por el egoísmo y el orgullo, optarán por dividir su proyecto de vida en dos, atentando contra la unidad familiar y el compromiso adquirido en el pacto matrimonial.
Volver a empezar
Es tarde para desilusionarse al pensar que el cónyuge que ahora tiene, no cumplió los requisitos ni le dio la medida para realizar sus sueños; lo que hay que hacer es volver a empezar, hacer un alto en el camino y enfocarse en que juntos, como familia, son el proyecto de vida que un día decidieron comenzar.
Juntos, en oración, deben definir hacia dónde se dirigen, cómo se quieren ver en unos años, trazar metas a corto plazo, poner las prioridades en orden, planear estrategias alcanzables y dignas, analizar qué situaciones actuales ayudan o impiden su cumplimiento y desechar todas las decisiones que vayan en su contra para lograrlo.
Cumplir el propósito de Dios
Su proyecto de vida debe ir ligado al propósito que Dios tiene para su matrimonio: reflejar a Cristo en todos los aspectos. Pregúntense: ¿Cómo está su vida espiritual? ¿Están cumpliendo el rol adecuado? ¿Qué disciplinas espirituales van a mejorar o a implementar? Recuerden que es imposible tener un matrimonio exitoso sin que Cristo sea el centro.
“El corazón humano genera muchos proyectos, pero al final prevalecen los designios del Señor” Proverbios 16:3
Mantenimiento
Un proyecto de vida requiere: Compromiso, perseverancia, fe, amor, servicio y trabajo diario. Se hace necesario que a medida que pase el tiempo, el proyecto de vida se revise, ajuste y corrija de acuerdo a las situaciones o cambios que se presenten en el camino.
Una familia que tiene claro su proyecto de vida y trabaja para lograrlo, tendrá buena comunicación, estará más unida, harán más actividades juntos y crecerá el amor.
REFLEXION
El reto hoy es recordar los sueños y planes que hicieron el día de su boda; revisen, escriban y hagan nuevos proyectos para desarrollar el resto de vida que les queda por delante. Preséntenselos a Dios, para que con su ayuda, puedan triunfar en la empresa más importante que han emprendido juntos: Su familia.
“Ante ti, Señor, están todos mis deseos; no te son un secreto mis anhelos” Salmos 38:9
Con el tiempo, posiblemente se darán por vencidos, dejarán atrás los sueños que alguna vez se propusieron realizar juntos y movidos muchas veces por el egoísmo y el orgullo, optarán por dividir su proyecto de vida en dos, atentando contra la unidad familiar y el compromiso adquirido en el pacto matrimonial.
Volver a empezar
Es tarde para desilusionarse al pensar que el cónyuge que ahora tiene, no cumplió los requisitos ni le dio la medida para realizar sus sueños; lo que hay que hacer es volver a empezar, hacer un alto en el camino y enfocarse en que juntos, como familia, son el proyecto de vida que un día decidieron comenzar.
Juntos, en oración, deben definir hacia dónde se dirigen, cómo se quieren ver en unos años, trazar metas a corto plazo, poner las prioridades en orden, planear estrategias alcanzables y dignas, analizar qué situaciones actuales ayudan o impiden su cumplimiento y desechar todas las decisiones que vayan en su contra para lograrlo.
Cumplir el propósito de Dios
Su proyecto de vida debe ir ligado al propósito que Dios tiene para su matrimonio: reflejar a Cristo en todos los aspectos. Pregúntense: ¿Cómo está su vida espiritual? ¿Están cumpliendo el rol adecuado? ¿Qué disciplinas espirituales van a mejorar o a implementar? Recuerden que es imposible tener un matrimonio exitoso sin que Cristo sea el centro.
“El corazón humano genera muchos proyectos, pero al final prevalecen los designios del Señor” Proverbios 16:3
Mantenimiento
Un proyecto de vida requiere: Compromiso, perseverancia, fe, amor, servicio y trabajo diario. Se hace necesario que a medida que pase el tiempo, el proyecto de vida se revise, ajuste y corrija de acuerdo a las situaciones o cambios que se presenten en el camino.
Una familia que tiene claro su proyecto de vida y trabaja para lograrlo, tendrá buena comunicación, estará más unida, harán más actividades juntos y crecerá el amor.
REFLEXION
El reto hoy es recordar los sueños y planes que hicieron el día de su boda; revisen, escriban y hagan nuevos proyectos para desarrollar el resto de vida que les queda por delante. Preséntenselos a Dios, para que con su ayuda, puedan triunfar en la empresa más importante que han emprendido juntos: Su familia.
“Ante ti, Señor, están todos mis deseos; no te son un secreto mis anhelos” Salmos 38:9
No hay comentarios:
Publicar un comentario