Escapando de la tentación sexual -Pornografía en internet (3)

Los peligros de la pornografía en Internet

Durante una charla en mi iglesia sobre la pureza sexual, le comenté a los padres que si ellos permiten que sus hijos tengan acceso a la Internet en la intimidad de sus habitaciones, sería igual que comprarles miles de revistas pornográficas y guardarlas en los armarios de sus hijos para luego decir: "Jamás mires ahí". Es básicamente lo mismo.

Después de este mensaje, una madre y sincera cristiana se acercó a mí. Ella se sentía ofendida por mi advertencia a los padres de no permitir que sus hijos tengan acceso sin control o restricciones al Internet. "No puedo creer que haya dicho eso", comenzó. "Mi hijo tiene acceso a la Internet en su habitación, y ¡confío en él! Es un buen chico".

Yo le dije: "Yo fui un chico de séptimo grado. Te voy a decir ahora mismo, tú crees que estás honrando a tu hijo confiando en él, pero lo estás preparando para una caída. Le puedes entregar un arma de fuego, y es probable que su vida resulte mejor que si lo entregaras a la Internet así".

Si esto te parece una exageración, simplemente no entiendes los efectos devastadores de la pornografía. A pesar de que sería irresponsable simplemente entregar un arma de fuego a tu hijo, muchos niños no la tocarían por miedo a hacerse daño a sí mismos o a otros. Pero la gran mayoría de los que tienen acceso a la pornografía la va a ver, y muchos de ellos se convertirán en adictos, arruinando sus vidas y en muchos casos arruinando sus futuros matrimonios.

Escapando de la tentación sexual -Lideres y Pastores (2)

Un mensaje a los pastores y líderes cristianos

Entre las minas morales que encuentra un líder cristiano en su trayectoria está la posición de poder y su influencia inherente en cualquier ministerio. Mientras más prominente sea el ministerio, mayor es el poder y la influencia. En el ministerio pastoral, por ejemplo, hay una extraña mezcla de adulación del ego y crítica debilitante que puede llenar a líderes de orgullo o desesperación. Al igual que nuestro Señor, los pastores tienden a ser adorados o crucificados, a veces ambos en un solo día. En este proceso de altas y bajas se deforma nuestra perspectiva y se va debilitando nuestra resistencia a la tentación.

Cada uno de nosotros debe aprender a asumir la responsabilidad de cada elección. Los que estamos en el ministerio, ya sea a tiempo completo o parcial, remunerados o no, en la iglesia o en la para-iglesia, debemos asumir una responsabilidad aún mayor de nuestras opciones tanto hacia los que servimos como hacia aquellos con quienes servimos. Esto impone una responsabilidad sobre laicos, y especialmente los que son líderes laicos en la Iglesia, de pedir al liderazgo pastoral que rinda cuentas por sus acciones. Como miembro de una iglesia local, tú debes no sólo orar por tu equipo pastoral, sino también estar dispuesto a enfrentarlos cuando sus obras los hagan caer en descrédito (1 Timoteo 3:1-7).

Escapando de la tentación sexual (1)

"Sed sobrios y velad. Porque vuestro adversario el diablo, ronda como león rugiente, buscando a quien devorar"(1 Pedro 5:8).

Somos vulnerables a la inmoralidad sexual.

Todos los cristianos son susceptibles al pecado sexual. El mito de que somos moralmente invulnerables está muriendo poco a poco, incluso frente a la abrumadora evidencia. Pero no hay y nunca ha habido un anticuerpo místico que nos hace inmunes al pecado sexual.

"El orgullo va antes de la destrucción, la altivez de espíritu antes de la caída" Proverbios 16:18. ¿Qué nivel de orgullo está obligado a creer que el pecado sexual, podría superar a Lot, Sansón, David ("un hombre conforme al corazón de Dios"), Salomón, los Corintios, y muchos líderes cristianos de hoy, pero no a mi? Las advertencias de Pablo merecen un lugar destacado en nuestros espejos, tableros,escritorios y computadoras: "considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado" Gálatas 6:1: "Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga" 1 Corintios 10:12.

Somos totalmente responsables de nuestras opciones morales.

A menudo se dice que la gente "cae" en la inmoralidad. La expresión es tan reveladora como defectuosa y peligrosa. El propio término caída denota una mentalidad de víctima. Suena como si estuviéramos caminando por una calle y alguien nos hiciera tropezar o nos patee los pies. Esto implica que el colapso moral viene de la nada, que hay poco o nada que podríamos haber hecho para evitar lo sucedido.


Poniendo en Peligro los Estándares de Dios para la Sexualidad

Por: Tim Challies

Como cristianos, somos expertos en buscar la cultura que nos rodea y ver cómo se está violando buenos estándares de Dios en lo que respecta a la sexualidad. No hace mucho tiempo, sin embargo, se me pidió reflexionar sobre las formas en que los cristianos pueden comprometer las normas de Dios para la sexualidad, algunos de esos pecados ocultos o santificados en los que nos permitimos comprometer nuestras vidas, nuestros matrimonios, nuestras iglesias. Se me ocurrieron cinco maneras en que los cristianos pueden poner en peligro las normas de Dios para la sexualidad.

Ponemos el peligro el estándar de Dios para la sexualidad cuando:

Dejamos el evangelio fuera la cama matrimonial

Los cristianos siempre tienen problemas para extender el alcance del evangelio de la salvación hasta al sexo. Sin embargo, el evangelio no se trata sólo de ese compromiso de una sola vez, sino de cómo vivimos hoy y cada día. Se extiende a través de cada parte de la vida.

El evangelio dice: Cual sea lo que debe ser mi matrimonio y cual sea lo que debe ser nuestra relación sexual, debe ser parte de esa Imagen de Cristo y de la iglesia . Cuando estoy pensando en el sexo de esta manera, estoy primero preguntando, ¿Esto parece un retrato fiel de Cristo y la iglesia? ¿Refleja a Cristo entregando su vida por su novia? ¿Qué refleja la iglesia al gozosamente someterse a Cristo? Esto nos reorienta completamente fuera de sí mismo, del amor propio y del autoservicio, y me orienta hacia mi esposa. Este retrato del matrimonio no termina cuando cerramos la puerta del dormitorio.

Cuando comprometemos este estándar quedamos atados por la ley en vez de ser liberados por el Evangelio, nos hemos convertido en auto-centrados en vez de enfocarnos en otro. La Ley está siempre enfocada hacia sí misma, el evangelio se centra siempre hacia el otro y, finalmente, hacia Dios. Si nos permitimos retroceder en esa antigua tentación de la ley, inevitablemente dañaremos nuestra relación con la persona que amamos más.