La oración expontánea


Charles Haddon Spourgeon

 Texto: “Entonces oré al Dios de los cielos.” Nehemías 2:4 

  … “Pero si he de daros una selección de momentos adecuados, debo mencionar momentos como estos. Cuando quiera que tengas una gran alegría, grita: "Señor, convierte esto en una verdadera bendición para mí." No exclamas como los demás: "Soy un tipo con suerte," sino, "Señor, dame más gracia y más gratitud, ahora que has multiplicado tus favores." Cuando tienes entre manos una empresa ardorosa o un asunto pesado, no lo toques hasta que de tu alma haya una dificultad, y te sientes muy perplejo, cuando los negocios llegan a una encrucijada, o a una confusión que no puedes desentrañar u ordenar, ora. No es necesario que ocupes un minuto, pero es maravilloso darse cuenta cuantos nudos se puedan soltar después de una palabra de oración.

¿Los niños te resultan particularmente molestos, buena mujer? ¿Te parece que tu paciencia casi se ha agotado debido a las preocupaciones y las hostilidades? Es el momento de una oración instantánea. Los manejarás en forma más adecuada y soportarás sus malos comportamientos en forma más tranquila. En todo caso, tu propia mente estará menos perturbada.


¿Piensas que hay una tentación frente a ti? ¿Comienzas a sospechar que alguien está poniéndote asechanzas? Hay que orar: "Llévame por un camino llano a causa de mis enemigos." ¿Estás trabajando en el banco, en un taller, en un almacén, donde tus oídos son asaltados por conversaciones obscenas, blasfemias y vergonzosas? Es tiempo de una breve oración. ¿Has notado que un pecado te asedia? Que te mueva a la oración. Estas cosas debieras recordarte que debes orar. Creo que el diablo no dejaría que la gente jurase tanto si el pueblo cristiano orara cada vez que oyeran un juramento. Entonces se daría cuenta que no le conviene. Las blasfemias de ellos se verían un tanto acalladas si provocaran súplicas por parte de los creyentes.


¿Sientes que tu corazón se está saliendo de los límites? ¿Empieza a fascinarte el pecado? Es tiempo de orar, de un clamor ardiente, sincero y apasionado: "Señor, ayúdame." ¿Viste algo con tu ojo, y ese ojo está infectando tu corazón? ¿Te sientes como si tu pie fuera a resbalar, y tus pasos estuvieron próximos a deslizarse?" Es tiempo de orar: "Señor, sostenme con tu diestra." ¿Ha ocurrido algo completamente inesperado? ¿Te ha tratado mal un amigo? Entonces, como David, di: "Señor, entorpece ahora el consejo de Ahitofel." Ora en el momento. ¿Estás ansioso por hacer algún bien? Asegúrate de orar al respecto. ¿Quieres hablar a aquel joven esta noche, cuando salgas del Tabernáculo, acerca de su alma? Primero ora, hermano. ¿Quieres dirigirte a los miembros de tu clase y escribirles una carta sobre su bienestar espiritual esta semana? Ora sobre cada línea, hermano. Siempre es bueno que la oración siga fluyendo mientras estás hablando de Cristo. Siempre encuentro que puedo predicar mejor si oro mientras estoy predicando.

Y la mente es muy notable en sus actividades. Puede estar orando mientras se está estudiando. Puede estar mirando a Dios mientras conversamos con otro hombre. Puede estar con una mano levantada hacia Dios para recibir las provisiones de Dios, mientras la otra está entregando las mismas provisiones que a Él le ha agradado dar.

Ora mientras vivas. Ora cuando tengas gran dolor. Mientras más grande la herida, más urgente e importante debiera ser tu clamor delante de Dios. Y cuando las sombras de la muerte te rodean, y extraños sentimientos te sofocan o te llene de escalofríos, y claramente te dicen que está cercano el final de tu jornada, entonces ora. ¡Oh, ese es tiempo de orar breve y fervientemente! Oraciones breves y vigorosas como éstas: "No escondas tu rostro de mí, oh Señor;" o ésta, "No te alejas de mí, oh Dios," serán adecuadas para ti. "Señor Jesús recibe mi espíritu," fueron las emotivas palabras de Esteban cuando estuvo a la puerta de su fin; y "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu," fueron las palabras de tu Maestro mismo, pronunciadas el momento antes de inclinar su cabeza y entregar su espíritu. Tú bien puedes tomar el mismo tono e imitarle…

Apartes del sermón “La oración expontánea”:


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