ESTOY TENTADO A...


Mejorar mis ingresos … con este negocio ilegal.
Sentirme amado … en una aventura amorosa.
Hacer compras … aunque tenga que endeudarme.
Obtener el éxito … por encima del otro.
Conseguir una buena reputación … sea como sea.
Estos son ejemplos de la vida diaria que muestran nuestros deseos o necesidades, pero resueltas con métodos que van en contra de la voluntad de Dios, porque destruyen vidas y familias.
La tentación es una oportunidad que se presenta para satisfacer temporalmente nuestros deseos “engañosos” o necesidades a como dé lugar, rápidamente y con poco esfuerzo. Y es ahí donde radica la caída, queremos obtener nuestro propio placer sin importarnos, ni el medio para lograrlo, ni el bienestar de los que están a nuestro alrededor, pasando por encima de los mandamientos de Dios.
Cuando se presenta la tentación, rechazarla inmediatamente es la más sabia decisión, pues mientras más tiempo estemos expuestos a la tentación más probabilidad tendremos de caer en ella.
¿Qué hacer?
Actuar como pareja nos ayuda en la tentación, porque el uno fortalecerá al otro, en su momento. Algunas recomendaciones para que usted ayude a formar una muralla de protección en contra de todo lo que pueda afectar o dañar la relación matrimonial:
Vigile: Los deseos y necesidades físicas, financieras o emocionales insatisfechas hacen el ambiente perfecto para sucumbir a la tentación. Esté atento a observar y conocer muy bien sus insatisfacciones y las de su cónyuge para poder detectar cualquier descontento: “Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil.» Mateo 26:41