HOY, YO DECIDO AMARTE


Nos han enseñado que el amor es un sentimiento y que existe una razón para sentirlo: “Te amo porque eres fiel”, “Te amo porque eres hermosa”, “Te amo porque eres la madre de mis hijos”. Pero el amor conyugal es más que un sentimiento o una pasión, es un verbo que exige acción: entrega, compromiso, intimidad, esfuerzo, generosidad, bondad, paciencia y deseo de hacer feliz al otro. Algo tan importante en la vida de una pareja no puede dejarse en manos de sentimientos o emociones, que por cierto muchas veces nos engañan.
Apego, atracción, dependencia, admiración, compasión, respeto y ternura, son sentimientos que expresan el amor pero no son el amor. El amor conyugal es un proceso que comienza en el noviazgo con el enamoramiento, luego viene el conocimiento mutuo que ayuda a que los sentimientos maduren y lleven a la pareja a tomar la decisión y el compromiso de amarse para toda la vida. Pasa de ser un sentimiento para volverse una decisión.
De ahí en adelante, con todas las circunstancias que rodean un matrimonio, el amor debe crecer y madurar todos los días; El amor…Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” 1 Corintios 13:7.