Aquila y Priscila eran judíos que vivían en Corinto a los que Dios les concedió el privilegio de convertirse al Señor. conocieron al apóstol Pablo con el que se identificaron en su fe y su oficio, eran creyentes y hacían tiendas. Estos acogieron a Pablo, le dieron trabajo y lo invitaron a quedarse en su casa. Ahí comenzó su camino de servicio.
Rom 16:3 “Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús”
Su primer acto de servicio fue hospedar y acoger al apóstol y así facilitar su trabajo ministerial. ¿Qué se necesitó para este acto de amor a Jesús? Disposición. Y he aquí nuestra primera lección: podemos facilitar los medios para que otros cumplan con la obra que Dios les ha mandado hacer. Podemos contribuir en cuidados de alimentación, hospedaje, transporte y otros oficios honrosos que podemos ofrecer.
Su casa debió convertirse en un lugar donde fluía la predicación y la enseñanza.
Hechos 18:26 nos cuenta que Apolos
26 Y
comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y
Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios.
Cuanto respeto, cuanto conocimiento, cuanto interés en la obra de
Jesucristo, cuan estudiosos de la sana doctrina.
Es muy bonito ver que La biblia no puede mencionar al uno sin recordar
al otro. No se podía mencionar a Aquila sin referirse a la cooperación de su fiel esposa ambos fueron colaboradores de Pablo en la
extensión del evangelio.
Tal fue el servicio de esta pareja, que
su casa fue casa de oración
su casa fue casa de evangelismo
su casa fue casa de enseñanza
su casa fue casa de servicio a Dios
Nos dice 1 cor 16:19
Las
iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que
está en su casa, os saludan mucho en el Señor.
Para las esposas Priscila nos da un ejemplo. Nos impulsa a participar, cooperar, alentar y ayudar a nuestros esposos a crecer en el conocimiento de la palabra de Dios y en el servicio, no siendo piedra de tropiezo en su caminar cristiano, en su santidad y en el servicio al que ellos fueron llamados. Puede que usted tenga más conocimiento del evangelio, puede que capte más fácilmente sus verdades, puede que usted ore con más desenvolvimiento que su esposo, pero en vez de sobresalir, use esas destrezas que Dios le dio para ayudar a que el sea ese sacerdote del hogar y así sus nombres aparezcan juntos en el servicio al Señor.
Aquila y Priscila eran judíos devotos, que esperaban el Mesías, al
salvador y lo encontraron en la persona de Jesús, se aferraron a El con todas
sus fuerzas y con gratitud le sirvieron a través de sus ministros. Hagamos lo
mismo que esta pareja, aferrémonos a Jesús con todas nuestras fuerzas y que nuestra
gratitud se vea reflejada en una vida de servicio. Que con nuestra obediencia podamos
contribuir a la extensión de su reino.
Hay tantas formas de
servirle, tantos matices que es seguro que Dios tiene un papel para cada uno de nosotros en su obra. Oremos para que Dios nos vaya
mostrando como participar en esta gran comisión, con grandes obras o con
silenciosas oraciones.
Empeñemos todos nuestros recursos para aprender, enseñar y predicar a Cristo,
para que un día podamos comparecer delante de su trono gozosos de haber
caminado con El.
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