El Dilema del Aborto: ¿Cuándo debemos considerar a
un bebe no nacido como una persona?
Por Michael Grisanti
Desde un punto de vista bíblico, ¿cuándo debemos
considerar a un bebe no nacido como una persona?
Aunque los que están a favor del aborto argumentan
que el derecho a ser considerado como una persona no comienza hasta el momento
del nacimiento, la Biblia no reconoce ninguna diferencia esencial entre un niño
en el vientre de su madre y un niño que ha nacido. En otras palabras, la
Escritura se refiere a todo individuo como persona a partir del momento de su
concepción. Consecuentemente, nosotros deberíamos hacer lo mismo.
LA ESCRITURA DEMUESTRA QUE UN BEBE ES
CONSIDERADO COMO UNA PERSONA DESDE EL MOMENTO DE SU CONCEPCIÓN
Cinco ejemplos bíblicos que demuestran este punto:
1. Caín
Según Génesis 4:1, “Conoció Adán a su mujer Eva, la
cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido
varón.” Este pasaje ve la vida de Caín como una continuidad, comenzando su
historia personal en el momento de su concepción, no sólo en su nacimiento. Eva
no hace ninguna distinción entre su concepción, su nacimiento y el resto de su
vida. Ella se refiere a la concepción y a la vida como parte de la obra de
Dios.
Job afirma: “Perezca el día en que yo nací, y la
noche en que se dijo: Varón es concebido. (Job 3:3). Para Job, su
vida se había convertido en una carga insoportable. Mientras que Job se lamenta
su propia existencia, conecta su nacimiento y su concepción como elementos
paralelos en una unidad poética. Tanto su concepción en el vientre de su madre
como su nacimiento del vientre de su madre forman parte integral de su
existencia como persona.
3. David
El ejemplo de David es aún más explícito. En el
Salmo 139, David habla acerca de cómo Dios lo moldeó cuidadosamente aún cuando
todavía estaba en el vientre de su madre:
“Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en
el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus
obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti
mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de
la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas
aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” (versículos
13-16).
David se regocija por el cuidado vigilante de
Jehová sobre él, tanto durante su vida como cuando estuvo en el vientre de su
madre. El versículo 13 demuestra cómo es que Dios tenía cuidad sobre David aún
en el vientre de su madre, y los versículos 14 y 15 destacan que David fue el
producto de la obra creadora de Dios en el vientre de su madre.
En otro salmo, en el Salmo 51:5, David reconoce que
él era pecador desde el momento de su concepción: “He aquí, en maldad he sido
formado, y en pecado me concibió mi madre.” Al reflexionar sobre el pecado en
su corazón, David reconoce que el pecado de su corazón no es algo reciente sino
que se remonta hasta el momento de su concepción en el vientre de su madre.
Debemos notar que no solamente tal estado moral puede atribuirse únicamente a
una persona, sino que también el salmista vincula el momento de su nacimiento
con el de su concepción.
4. Jeremías
Dios afirmó lo siguiente acerca del profeta
Jeremías: “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses
te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (Jeremías 1:5). Dios “conoció”
a Jeremías incluso antes de que fuera concebido, lo que indica que Jeremías era
una persona antes de que naciera. Por otra parte, Dios “santificó” Jeremías y
“lo dio” por profeta cuando aún estaba en el vientre de su madre.
5. Juan el Bautista
Por último, la Biblia narra que Juan el Bautista
reaccionó como una persona cuando aún estaba en el vientre de Elisabet, su
madre (en el sexto mes de embarazo). Según Lucas 1:44, Elisabet le dijo a
María: “Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la
criatura saltó de alegría en mi vientre.” Cuando María entró en la habitación
para ver a su prima Elisabet, su prima exclamó que su hijo no nacido saltó de
gozo en su vientre. Tales emociones sólo pueden ser atribuidas a una persona.
Como demuestran estos ejemplos, la Escritura
demuestra que un bebe es considerado como una persona desde el momento de su
concepción. La Biblia también enseña que Dios mismo es el que forma el feto y
organiza el proceso natural que produce el milagro de la vida (cp. Job 31:15;
Salmos 119:73; Eclesiastés 11:5), lo que sugiere que Dios, en su providencia,
guía durante todo el período de gestación de un feto.
Un estudio de los datos bíblicos demuestra la
veracidad de las conclusiones de Dr. Ronald B. Allen:
La Biblia nunca habla de la vida de un feto como
mera actividad química, crecimiento celular o fuerza vaga. Más bien, [la
Biblia] describe con lenguaje pictórico cómo la actividad personal de Dios
diseña, forma, moldea y entrelaza el feto en el vientre de la madre (en lugares
como el Salmo 139). Es decir, de la misma manera en que Dios formó a Adán del
polvo de la tierra, así también él está involucrado activamente en la formación
del feto en el vientre (In Celebrating Love of Life, 6)
Estas observaciones no sólo magnifican la maravilla
de la vida en el vientre de la madre, sino que también subrayan el siguiente
hecho ineludible: la posición pro-aborto va en contra de la Escritura.
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Dr. Michael Grisanti es profesor del
Antiguo Testamento y director de TMS Israel Study Trip en The Master’s
Seminary. Además de haber escrito y contribuido a diversos libros, comentarios
y diccionarios bíblicos y teológicos, Dr. Grisanti continúa estando involucrado
en las misiones y el evangelismo alrededor del mundo. Él y su familia viven en
California.
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