La aflicción de no tener hijos

“Su cuerpo no podrá tener bebés”.
Seis palabras del doctor que cambiaron mi vida. Seis palabras que rompieron mi corazón. Seis palabras que, a medida que pasaban los años, me enseñaron a anhelar a Cristo más de lo que anhelaba tener un bebé.
La falta de hijos ha afligido a muchos desde que el pecado llegó al mundo. Incontables números de hombres y mujeres han experimentado el anhelo de ser padres. Algunos han enfrentado la infertilidad, esforzándose un mes tras otro por quedar embarazados. Otros han perdido a pequeños preciosos por un aborto espontáneo. Otros aún siguen solteros y desean ser padres, pero el matrimonio los evita. Y algunos han experimentado el dolor de un aborto. Aunque la carencia de hijos toma muchas formas distintas, el aspecto en común es que se soporta y se lleva en silencio.
Mi viaje con este problema silencioso comenzó siendo una joven de 19 años, cuando el doctor susurró esas seis palabras y las introdujo en mi historia. En ese frío día de Noviembre, aprendí que nací con una rara condición médica que haría que tener un bebé de forma biológica fuese casi imposible.