Article by Sarah Walton
Hace poco pasamos por nuestra antigua casa por primera vez desde nuestra crisis financiera. Inmediatamente, nuestros cuatro hijos comenzaron a revivir recuerdos, haciendo hincapié en cada parte de la casa que extrañaban. Una vez más, tenían dificultad para entender el por qué tuvimos que dejarlo todo.
Por más que me esforzase en transmitir con seguridad que lo correcto para nuestra familia era cumplir la voluntad de Dios — incluso a costa de la seguridad financiera y el hogar que amábamos — en el fondo, yo luchaba con mi propia nostalgia y dudas.
Vivir con mucho menos
Hace seis años vivíamos holgadamente, planificando con cuidado el futuro, y buscando consejos sabios para ser buenos administradores de nuestros sueldos crecientes. Pero, en su extraña soberanía, Dios decidió enseñarnos el poco control que teníamos en realidad.