Eduque a los niños para Cristo

EDUQUE A LOS NIÑOS PARA CRISTO

(Autor desconocido)

A Iglesia del Señor Jesucristo fue instituida en este mundo pecador para procurar su conversión. Hace mil ochocientos años recibió el mandato: “Predicad el evangelio a toda criatura.” Debe su tiempo, talentos y recursos a su Señor, para cumplir su propósito. No obstante, “todo el mundo está puesto en maldad.” Pocos, comparativamente hablando, han oído “el nombre de Jesús”; “que hay un Espíritu Santo” o que existe un Dios que gobierna en la tierra.

En esta condición moral que afecta a este mundo, los amigos de Cristo han de considerar seriamente las preguntas:

“¿No tenemos algo más que hacer? ¿No hay algún gran deber que hemos pasado por alto; algún pacto que hemos hecho con nuestro Señor, que no hemos cumplido?” Encontramos la respuesta si observamos a los hijos de padres cristianos, quienes han profesado dedicar todo a Dios pero que, mayormente, han descuidado educar a sus hijos con el propósito expreso de servir a Cristo en la extensión de su reino. Dijo cierta madre cristiana, cuyo corazón está profundamente interesado en este tema: “Me temo que muchos de nosotros pensamos que nuestro deber parental se limita a labores en pro de la salvación de nuestros hijos; que hemos orado por ellos sólo que sean salvos; los hemos instruido sólo para que sean salvos.” Pero si ardiera en nuestro corazón como una flama inextinguible el anhelo ferviente por la gloria de nuestro Redentor y por la salvación de las almas, las oraciones más sinceras desde su nacimiento serían que no sólo ellos mismos sean salvos, sino que fueran instrumentos usados para salvar a otros.


Deberes de ambos padres hacia los hijos

DEBERES DE LOS PADRES HACIA LOS HIJOS.

Juan Bunyan (1628-1688)

Si usted es padre de familia, un padre o una madre, entonces debe considerar su llamado como tal. Sus hijos tienen almas, y tienen que nacer de Dios al igual que usted, o de otra manera perecerán. Y sepa también que, a menos de que sea usted muy circunspecto en su conducta hacia ellos y en la presencia de ellos, pueden perecer por culpa de usted: lo cual debe impulsarle a instruirlos y también a corregirlos. 

Primero, instruirlos como dice la Escritura

Y “criadlos en disciplina y amonestación del Señor,” y hacer esto diligentemente “estando en tu casa,... y al acostarte, y cuando te levantes” (Ef. 6:4; Deut. 6:7).

A fin de hacer esto con propósito: 



1. Hágalo usando términos y palabras fáciles de entender; evite expresiones elevadas, porque estas ahogaría a sus hijos. De esta manera habló Dios a sus hijos (Ose. 12:10) y Pablo a los suyos (1 Cor. 3:2).