Una
de ellas fue Dalila, una mujer de la que se enamoró Sansón, un importante juez
que gobernó a Israel durante 20 años. Sansón era conocido porque liberó a su
pueblo después de haber estado 40 años esclavo de los filisteos. Era popular y
respetado porque los protegía y los mantenía a salvo de sus enemigos; pero también
conocido y temido entre los pueblos vecinos, especialmente entre los filisteos
por haberlos derrotado y dado muerte a muchos de ellos. Todos los que lo
conocían, amigos y enemigos, sabían que era un hombre clave para la región. Para
unos su vida significaba seguridad, para otros, destrucción.
Este
hombre, tan importante y primordial en la vida
de la antigua Palestina, demostró que a pesar de su fortaleza tenía una
debilidad: su gusto por las mujeres. Naturalmente esto era conocido por sus
enemigos y le causó muchos problemas.
Sansón
tenía una relación amorosa con Dalila y, aunque la Biblia no dice
explícitamente quien era ella, nos muestra que su interés en esa relación no
era precisamente el amor.