“No os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza” Nehemías
8:10b.
“Mi esposo ha estado teniendo una aventura sentimental con su
secretaria… yo se que lo debo honrar, perdonar y no amargarme… esto es lo más difícil
que jamás he experimentado…”
"Tu marido, indiscutiblemente
está equivocado. Sería maravilloso que él fuera sabio y piadoso, pero no lo es…
Tu marido, como muchos hombres, comete una necedad al cerrar los ojos frente al
pecado y jugar con la tentación… por eso reaccionas con celos y enojo.
Tu ahora te encuentras donde
muchas esposas se han encontrado. Tus reacciones son normales, pero mientras te
aferras a tus derechos y te apegas a las normas, si te niegas a él hasta que demuestre
su lealtad hacia ti únicamente, llegarás a un final normal –el divorcio…
Te puedes molestar
furiosamente si quieres; puedes plantarte sobre tus derechos y apoyarte en la
verdad, pero eso no salvará tu matrimonio. Cuando hayas perdido a tu marido y
estes sola, y tus hijos estén en una guardería o escuela pública, y estés
tratando de pagar la renta de un pequeño departamento y surtir la despensa,
siempre sabrás que “te plantaste en tus principios, lo llamaste al
arrepentimiento y no le permitiste que te humillara e hiciera papel de
hipócrita”. Lo desenmascaraste. Y él
estará viviendo en pecado con la otra mujer, y tú “la justa”, seguirás plantada
sobre “tus derechos” –pero durmiendo sola. Si consiguieras otro marido sería
igual que el anterior, desechado por alguna otra mujer…
Reconócelo: tienes una
competidora. Ella es tu rival, la enemiga del deseo de tu corazón. Tus
reacciones negativas no van a lograr que tu marido carnal se convierta súbitamente
en el hombre maduro que hace lo que debe…